El exceso de fibra puede causar inflamación, gases, diarrea y otros malestares estomacales. Pero también:
- Se corre el riesgo de disminuir la absorción de algunas vitaminas y minerales como lo son el hierro, el zinc, el cobre y el calcio.
- Comer mucha fibra y no beber suficiente agua hará que se vuelva lenta o se bloquee la función intestinal, debido al volumen extra de fibra.
- Y para terminar otra de las consecuencias es que la fibra en exceso puede empeorar los síntomas en personas que padecen hemorroides o síndrome de intestino irritable.
Pero, recuerde, eso es solo, si se consume fibra en exceso, de lo contrario ésta sustancia le será de mucho beneficio.
Existen dos tipos de fibra, una es la fibra soluble y la otra la fibra insoluble.
- Soluble: se disuelve fácilmente en el agua. Los alimentos que la contiene son la avena, el arroz integral, los frijoles, el centeno, las verduras y las frutas como la manzana o los cítricos. Ayuda a bajar el colesterol malo de la sangre, por lo que disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
- Insoluble: no se disuelve en agua. Se encuentra en el salvado de trigo, otros alimentos derivados de granos enteros como cereales y panes integrales, nueces, así como en frutas y vegetales. Favorece una buena digestión y disminuye el riesgo de padecer cáncer de colon y diverticulosis.
Incluya la fibra en su alimentación de forma pausada, es decir, si no está acostumbrada, empiece a consumir poco a poco este tipo de alimentos para que su organismo no lo resienta y se acostumbre a ella. También será necesario tomar más de un litro de agua simple al día, para que fluya bien por su tracto intestinal.
Finalmente, se sugieren consumir, al día, por lo menos 5 porciones de fruta y verduras y 6 porciones de granos, cereales y sus derivados, pues una dieta balanceada debe incluir alimentos que contengan ambas fibras.