Cuando comemos carne es importante saber qué opciones tenemos para no solo disfrutar de su buen sabor, sino también para que sus nutrientes beneficien a nuestro organismo. La carne es un alimento que nuestra salud requiere, pero debe consumirse de forma moderada.
A la hora de comer carne esta deberá estar: ni muy cruda ni muy cocida, ya que las propiedades de la carne varían según el punto de cocción.
La forma más saludable de comer carne para conservar sus nutrientes
Según como se prepare, se conservan más o menos sus nutrientes de la siguiente manera:
- Cruda: no se aprovecha bien el hierro, disminuye su digestibilidad y pierde valor proteico. Podría haber riesgo de toxoplasmosis, una enfermedad causada por el parásito toxoplasma, inactivo por debajo de los 4°C y por encima de los 37°C, pero que puede infectar el organismo si la carne esta en este segmento de temperatura.
- Cocción lenta: es la carne “muy hecha”. Se destruye la mayoría de las vitaminas, pero mejora la digestibilidad proteica.
- Cocción rápida: sólo se cocina por fuera (poco hecha), presentando una temperatura interior de 45°, lo que implica que una parte queda cruda.
- Cocida en olla: desaparecen menos vitaminas, pero el resto de los nutrientes quedan en el caldo.
- Cocción a temperaturas moderadas. No permite la salida de muchos líquidos ni de vitaminas y minerales.
- A la plancha, asado y guisados. Las altas temperaturas sirven para destruir los microorganismos presentes en la carne cruda. Se ablanda el tejido conjuntivo, sin endurecer las proteínas. Los nutrientes se conservan bien.
- Al horno, a la plancha y a la parrilla. No necesita más grasa para cocinar y es saludable.