Existen ciertas circunstancias que obligan a realizar una cesárea, los siguientes factores la hacen recomendable:
• Si la pelvis de la madre es pequeña comparada con el tamaño de la cabeza del bebé, la cesárea está prácticamente asegurada en todos los partos, pues la cadera no crecerá en el segundo o posteriores embarazos. Las medidas de la pelvis se realizan ya en el primer examen prenatal, por lo que, se suele tratar de una cesárea programada.
• Cuando el bebé se presenta de nalgas y no ha sido posible modificar su postura antes del parto. Aunque algunos bebés han sorprendido al equipo médico cambiando de postura en el último momento, lo más frecuente es que en el octavo mes el feto tome la posición de salida definitiva.
• Si ya se han realizado anteriormente dos o más cesáreas. Con el segundo se intentará siempre un parto vaginal, pero a partir del tercero, no hay que arriesgarse a abrir una herida varias veces manipulada. Por la misma razón tampoco se volverá a “abrir” si la mujer ha sido sometida a algún tipo de cirugía en el útero, por ejemplo la extirpación de un mioma.
• Cuando la placenta está situada en la mitad inferior del útero (placenta previa). Es muy común que en los primeros meses del embarazo la placenta este baja, pero con el transcurso de los meses suele situarse correctamente. La placenta previa es más frecuente en mujeres que ya han tenido una cesárea o han sufrido un aborto, por eso es posible que su segundo embarazo termine con cesárea si durante los exámenes prenatales han detectado su situación en lugar incorrecto.
• Cuando la placenta se separa prematuramente del útero debido a un traumatismo o accidente.
• El cordón umbilical es demasiado corto. Si esta ha sido la causa de la primera cesárea, no tiene por qué repetirse de nuevo, el segundo puede que venga por vía vaginal.
• Si el embarazo se prolonga dos o más semanas después de salir de cuentas.
