Diversos remedios naturales han sido efectivos desde la antigüedad, y gracias a ello hasta hoy continúan ayudando a ser parte del alivio en varios casos que lo requieran. Así que, si una cataplasma ha ayudado a otros, seguramente contigo también lo hará. Aquí enlistamos los diferentes tipos de cataplasmas y algunos ejemplos en los que se pudieran emplear.
Tipos de cataplasmas caseras
- Hierbas frescas. Su aplicación es directa en la parte con dolor, afectada o con hinchazón.
- Hierbas secas. Su uso es través de incorporarlas en saquitos, que pueden ser fríos o calientes según el caso, es indicado para calambres, neuralgias, dolor de oídos, etc.
- En forma de pastas. Se maceran los ingredientes, es decir las plantas hasta formar una pasta, la cual se coloca sobre el área afectada ya sea de manera directa o entre dos paños.
- El modo correcto es usar paños limpios, preferentemente delgados. Se deben cocer las hierbas frescas en cantidades fuertes, si en un té ocupas cierta cantidad de hierbas, aquí utilizas por lo menos 3 veces más, se cuela y se sumerge el paño. Se exprime muy bien y se aplica sobre el área a tratar.
Ejemplos de cataplasmas:
- Cataplasma de arcilla verde o blanca. Puede colocarse fría o caliente según su propósito, que puede ser para aliviar várices, hematomas, traumatismos, inflamaciones o para mejorar la piel.
- Cataplasma de cebolla. Es útil para tratar la migraña, otitis y dolores de muela. Es muy beneficiosa por ser antiséptica, cicatrizante y calmante, también es buena para desinfectar heridas y trabajar en diversas dolencias del estómago, vejiga y de los riñones.
- Cataplasma de hojas de llantén. Tiene propiedades antisépticas y combate la inflamación, sirve para curar heridas, también es buena para el tratamiento de picaduras o mordeduras de insecto y cortadas menores.