La dieta crudívora únicamente permite la ingesta de alimentos crudos tales como verduras, frutas, semillas, cereales, legumbres germinadas y frutos secos.
Sin embargo, sus seguidores ingieren en crudo entre el 50-100% del total de los alimentos consumidos.
Quienes practican este tipo de alimentación argumentan que se preserva la integridad de los componentes y enzimas de los alimentos. Es bien conocido que la cocción puede destruir algunos nutrientes importantes, como determinadas vitaminas. No obstante la cocción también mejora la digestibilidad de la mayor parte de los alimentos, a la vez que destruye ciertos factores antinutricionales presentes en ellos.
Por otro lado, consumir exclusivamente alimentos crudos resulta muy difícil alcanzar los requerimientos nutricionales recomendados, por lo que no se considera prudente el seguimiento de este tipo de dieta durante la infancia y adolescencia.